Prada se une a Versace: qué significa esto para la moda italiana

Italia se une. Prada compra Versace — y esto es más que una simple fusión de dos nombres importantes. Es un intento de devolverle el peso global a la moda italiana, en un mundo dominado cada vez más por conglomerados franceses como LVMH.

Versace no venía pasando su mejor momento. La marca operaba con pérdidas y la demanda de artículos de lujo iba en baja. Mientras tanto, Prada no solo se mantiene, sino que sigue expandiéndose. El acuerdo con Capri Holdings (propietarios de Versace), por 1.375 millones de dólares, es una jugada estratégica a largo plazo. Incluye las deudas, sí, pero también una gran ambición.

“Queremos preservar el legado de Versace, pero darle una nueva fuerza”, dice Patrizio Bertelli, CEO de Prada.

No se trata de revisar su estilo, sino de renovar su espíritu. La estética de Versace es audaz, a veces excesiva, pero siempre reconocible y emocional. Y si alguien puede darle un nuevo aire, es Prada.

Es simbólico que el acuerdo se cierre justo ahora: con mercados financieros inestables y amenazas de una nueva recesión global. Pero Italia parece decir: seguimos acá y todavía podemos marcar tendencia.

Es una decisión tanto comercial como cultural. En un momento en que la moda se fusiona cada vez más con la lógica corporativa y tech, Prada y Versace devuelven a la escena el sueño italiano: sobre la belleza, la artesanía, el carácter. Mientras Francia cuenta sus ganancias, Italia vuelve a contar historias.