El mundo de la literatura despide a una de sus voces más influyentes: el escritor peruano y premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa falleció este lunes en Lima, a los 89 años, rodeado de su familia, según informó la agencia Associated Press con base en un comunicado de sus seres queridos.
La partida de Mario entristecerá a sus familiares, amigos y lectores en todo el mundo, pero esperamos que encuentren consuelo en saber que disfrutó de una vida larga, aventurera y fructífera, y deja atrás una obra inmensa que lo sobrevivirá
expresaron sus allegados.
Una vida entre libros, política y controversia
Vargas Llosa alcanzó la fama en 1963 con su novela La ciudad y los perros, basada en su experiencia en una academia militar peruana. El libro causó revuelo: fue criticado por el ejército y miles de copias fueron quemadas por las autoridades. Algunos generales lo tacharon de “falso” y lo acusaron de comunista.
Este y sus posteriores libros consolidaron a Vargas Llosa como uno de los pilares del «Boom latinoamericano», junto a autores como Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes. Sus textos abordaron con crudeza temas como las dictaduras, la corrupción y la resistencia individual en América Latina.
Del fervor revolucionario al liberalismo
Inicialmente simpatizante de la revolución cubana, Vargas Llosa se distanció del socialismo a partir de los años 80, declarando su desencanto con el modelo castrista. A partir de entonces, su pensamiento giró hacia el liberalismo económico, lo que le valió críticas de colegas escritores y antiguos seguidores.
En 2010 recibió el Premio Nobel de Literatura por su “cartografía de las estructuras del poder y sus imágenes mordaces de la resistencia, la revuelta y la derrota individual”.
Una despedida continental
Vargas Llosa fue mucho más que un escritor: fue un pensador latinoamericano que incomodó, inspiró y debatió con el continente. Su legado literario —que va desde Conversación en La Catedral hasta La fiesta del Chivo— seguirá acompañando generaciones de lectores.