A orillas de la Ruta Nacional Nº 58, en plena zona en expansión, una estructura blanca elevada sobre columnas en forma de “V” invertida llama la atención entre autos, carteles y pastizales. Es la nueva Veneciana Drive Thru, una heladería diseñada por el estudio porteño DRM Arquitectura, que parece más un pabellón de arte que un comercio de paso, escribe dezeen.

Pensado como un “stop rápido” pero icónico, el edificio se apoya sobre solo cuatro columnas: dos simples y dos en forma de “V” invertida. Eso libera el suelo, crea una terraza semicubierta y hace que toda la estructura parezca flotar frente al Golf Club La Esperanza. La idea, según DRM, es clara: que el edificio sea también un cartel, una señal en el camino, pero sin desconectarse del paisaje.


Arquitectura con vocación escultural, servicio rápido, niños jugando en lo alto y cucuruchos al paso: así es esta heladería que redefine qué significa parar por un helado en el conurbano.
La estructura metálica fue prefabricada —15 toneladas en total— mientras se hacían las fundaciones. Una vez lista, fue transportada y montada in situ como un gran rompecabezas de acero blanco. Desde allí se despliega un espacio de 300 m² con doble nivel, bar, baños circulares, y hasta un área de juegos para niñxs en la planta alta.


El juego geométrico es clave: se repiten patrones triangulares y diagonales en paredes, hierro, madera y hasta en las planchas metálicas perforadas que recubren el exterior. Dependiendo de la hora, la luz genera relieves, sombras y reflejos que cambian la fachada todo el día.


La escalera cuelga del esqueleto metálico como si no tocara el piso. Los muebles flotan. Y el techo deja a la vista sus entrañas técnicas, sin esconder cables ni conductos. Arriba, una terraza perimetral con pérgolas crea sombra sin cerrar la vista, y deja que entren los sonidos del entorno como parte de la experiencia.











