Imaginate esto: estás tirado en la playa con tu Pixel, sacando fotos a las olas, y de repente tu teléfono empieza a pitear con unos sonidos rarísimos. No, no se rompió. Está hablando con un grupo de delfines que pasan por ahí. Suena a peli de sci-fi berreta, pero es el futuro que está cocinando Google DeepMind junto a unos científicos medio locos del Instituto Tecnológico de Georgia.
La cosa va así: después de años espiando a los delfines manchados del Atlántico (unos tipos con más estilo que tu ex, con esas pintitas que parecen tatuajes de marinero), los de Wild Dolphin Project juntaron tantos datos de sus conversaciones que necesitaron un traductor. Ahí entró Google con su modelo DolphinGemma, una IA de 400 millones de parámetros que hace con los silbidos y clicks de estos bichos lo mismo que ChatGPT con tus mensajes de WhatsApp.
Lo más zarpado es que ya están probando un sistema llamado CHAT (no, no tiene que ver con el reggaetón) donde los delfines pueden pedir cosas imitando sonidos creados por la IA. Básicamente, les enseñaron el equivalente acuático de «dame la pelota» o «trae el pescado». Y si todo sale bien, el verano que viene cualquier investigador con un Pixel y muchas ganas de parecer el Dr. Doolittle podrá bajarse el modelo para seguir experimentando.
Eso sí, antes de que te emociones pensando en tener charlas filosóficas con Flipper: por ahora solo identifican patrones básicos. Pero quien sabe… capaz en unos años tu sobrino te pida un «traductor para delfines» en lugar de la Playstation. La naturaleza siempre fue el mejor laboratorio, y esta vez la tecnología le está pisando los talones.